Recibo cartas de personas que sufren acoso en el trabajo y, cada vez con más frecuencia, estoy convencido de que el acoso laboral es casi siempre inevitable cuando el principal criterio de profesionalismo es la lealtad de los empleados, la lealtad al jefe. Recomiendo que los empleados jóvenes que me cuenten cómo fracasan sus intentos de fidelización abandonen sus puestos de trabajo. Honestamente, intentan cumplir con todos los requisitos, incluida la lealtad. Pero siempre estarán insatisfechos con ellos, sin importar lo bien que trabajen, porque en un equipo así seguramente habrá personas que serán más leales que otras.
Y una ilustración de mis notas antiguas#мечтаруководителя:
En el tren, un vendedor ambulante anuncia un perro «parlante»:
«Mantendrá un diálogo intelectual contigo, repitiendo cada palabra que digas».