Según un estudio sobre las condiciones laborales en los países europeos realizado por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (Eurofound), en promedio, entre el 4 y el 5% de los empleados de la Unión Europea sufren violencia psicológica (acoso) en el lugar de trabajo. Las consecuencias del acoso en las actividades de un empleado y de una organización pueden ser muy graves.
El acoso puede provocar estrés, depresión, baja autoestima, fobias, trastornos del sueño y digestivos y, como resultado, una grave disminución de la capacidad de trabajo. Estas consecuencias se producen no solo para las víctimas de acoso, sino también para todo el equipo, ya que los compañeros sufren un clima psicosocial desfavorable en el entorno laboral. A nivel empresarial, el acoso laboral provoca retrasos en el trabajo, cambios importantes y frecuentes de personal, una reducción de la eficiencia y la productividad en el trabajo, una falta total de iniciativa en la empresa y una mala reputación para la organización en su conjunto. Una mala reputación, a su vez, impide que la empresa atraiga empleados talentosos y competentes y, como resultado, reduce las ganancias.
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